lunes, 25 de enero de 2016

DISFRUTANDO DE LEER Y ESCRIBIR

   Nos encontramos inmersos de lleno en el tercer y último curso de Educación Infantil y me parece muy importante recordar algunas cuestiones, que si bien, hemos abordado en varias ocasiones a lo largo de todo este ciclo, ahora, en mucho hogares cobran protagonismo y es muy importante tenerlas en cuenta.  

   Para muchas familias los niños y niñas están comenzando a leer y escribir, porque es ahora cuando comienzan a ver letras minúsculas hechas por ellos y dicen en casa: "¡Ya está aprendiendo a leer y escribir!".

 Nada más lejos de la realidad, el proceso comenzó desde el primer momento que comenzaron el ciclo hace tres años (bueno, a decir verdad, comenzó antes: en casa, en la calle, en el supermercado…) pero, en el colegio comenzó desde el momento en que narramos el primer cuento, en que comenzamos a manejar nuestros nombres escritos en mayúsculas, al comprobar quienes habían venido a clase y los colocábamos ¿recordáis...? en aquel cole que teníamos en la asamblea siguiendo la dirección correcta de izquierda a derecha y no empezando una fila hasta no acabar la anterior, desde el momento en que apreciábamos la similitud del sonido con que comenzada una palabra, por ejemplo el día de la semana con la marioneta que se despertaba ese día, en fin, en todas y cada una de las situaciones de aprendizaje que se presentan en el  aula día a día…

    Tengo en convencimiento de que si el primer contacto con la lectura y la escritura es para la niña o el niño una experiencia negativa, sin sentido y sin ninguna carga de motivación llegaremos a conseguir que los niños descifren signos y los reproduzcan pero nunca llegarán a sentir amor por ella ni a comprender lo que puede aportar a su vida.        

   El trabajo no radica sólo en reconocer signos ortográficos, sino en aceptar que la lectura y la escritura es un camino individual en cada uno y que lo primero que el niño o la niña debe interiorizar es que el lenguaje escrito es una fuente de placer, un alimento para el alma y un pasaporte para la libertad de pensamiento.

   El respeto al ritmo individual es primordial. “No se trata de leer cuanto antes mejor, sino de leer comprendiendo y de saber expresarse de forma escrita correctamente.”
   Quiero que recordéis mamás y papás aquello que repito tanto en las reuniones: “Cuando hayan pasado unos años para nada, ni para nadie será significativo a que edad comenzó vuestro hijo o hija a escribir en minúscula, a descifrar los libros que venían así escritos. Lo único importante será que cuando lea lo haga comprendiendo lo que lee y para ello debe haber llegado hasta allí disfrutando y empapándose cada día del entusiasmo por leer cada vez más y mejor.”

   En este momento los niños y niñas se encuentran en etapas diferentes, cada uno en su proceso personal e intransferible y cualquier comparación de unos con otros o cualquier signo que  puedan detectar de falta de confianza en ellos mismos, no harán más que perjudicarlos.

Ellos y ellas os lo cuentan con un breve repaso de las etapas por las que están pasando:

   



   Todos y todas hemos superado hace mucho aquella ETAPA DE ESCRITURA NO DIFERENCIADA en la que el trazado de la escritura no se diferenciaba de cuando hacíamos un dibujo.

 También tenemos superada LA ETAPA DE ESCRITURA DIFERENCIADA en la que ya distinguíamos entre dibujo y escritura, aunque la letra y el número era lo mismo para nosotros. El texto ya era portador de significado: “Ahí dice algo” y las grafías eran primitivas y dispuestas de modo desordenado (pseudoletras)
 
 Nos podíamos encontrar cartas a los Reyes Magos como estás:  







En una segunda fase de esta ESCRITURA DIFERENCIADA comenzamos a hacer grafías convencionales con una tendencia a orientarse horizontalmente. Solíamos tomar como referencia las letras del propio nombre.
   Y construíamos formas de diferenciación entre palabras:
 -CANTIDAD MÍNIMA: pensábamos que se necesita una cantidad mínima de grafías para poder escribir. 
 -VARIABILIDAD INTERNA: Cada nombre tiene caracteres distintos a los demás.


    Algunos niños y niñas nos encontramos en LA ETAPA SILÁBICA, en la que ya buscamos correspondencia sonora entre oralidad y escritura tomando como estructuración la sílaba: una grafía- una sílaba. En la que las vocales son los sonidos que más suenan y por tanto que más escribimos , pero también en la que al reconocer un sonido consonántico olvidamos la vocal. Esto nos produce un conflicto interno que no tardamos en superar.


      Nos gusta acompañar nuestros dibujos con palabras.


   Muchos y muchas, también nos encontramos ya en LA ETAPA ALFABÉTICA en la que ya establecemos una relación letra fonema por lo que no nos es difícil comenzar el paso a la letra minúscula.


    En esta etapa sabemos que existen palabras pero muchas veces no tenemos en cuenta su separación a la hora de expresarnos por escrito. Será cuanto más nos acerquemos a la lectura individual cuando mejor vayamos realizando estas separaciones.

   Y en este proceso “mágico” que estamos viviendo pueden aparecer cosas como esta de hoy en la pizarra:
      Sigamos viviendo y disfrutando el proceso.





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